Llegó
con su espada de madera
y zapatos de payaso
a comerse la ciudad.
Compró
suerte en Doña Manolita
y al pasar por la Cibeles
quiso sacarla a bailar un vals
como dos enamorados
y dormirse acurrucados
a la sombra de un león.
"¿Qué tal?
estoy sola y sin marido
gracias por haber venido
a abrigarme el corazón".
Ayer
a la hora de la cena
descubrieron que faltaba
el interno dieciséis.
Tal vez
disfrazado de enfermero
se escapó de Ciempozuelos
con su capirote de papel.
A su estatua preferida
un anillo de pedida
le mangó en El Corte Inglés.
Con él
en el dedo al día siguiente
vi a la novia del agente
que lo vino a detener.
Cayó
como un pájaro del árbol
cuando sus labios de mármol
le obligaron a soltar.
Quedó
un taxista que pasaba
mudo al ver cómo empezaba
la Cibeles a llorar
y chocó contra el Banco Central.
J. Sabina y Ana Belén - A la sombra de un león.
sábado, 27 de diciembre de 2008
A la sombra de un león
domingo, 21 de diciembre de 2008
A veces un cuerpo puede modificar un nombre
A veces, las palabras se posan sobre las cosas como una
mariposa sobre una flor, y las recubren de colores
nuevos.
Sin embargo, cuando pienso tu nombre, eres tú quien le
da a la palabra color, aroma, vida.
¿Qué sería tu nombre sin ti?
Igual que la palabrarosa paz sin la rosa paz:
un ruido incomprensible, torpe, hueco.
Ángel González,
en su libro Otoños y otras luces (2001).
mariposa sobre una flor, y las recubren de colores
nuevos.
Sin embargo, cuando pienso tu nombre, eres tú quien le
da a la palabra color, aroma, vida.
¿Qué sería tu nombre sin ti?
Igual que la palabra
un ruido incomprensible, torpe, hueco.
Ángel González,
en su libro Otoños y otras luces (2001).
Nota: el poema de Ángel González es con la palabra "rosa", los tachones y cambios son cosa mía.
sábado, 13 de diciembre de 2008
lunes, 8 de diciembre de 2008
Arco Romano
En medio de las viñas se levanta.
Testimonio de un tiempo, ya es el tiempo.
Permanece, si llueve, solitario;
y solitario cuando quema el sol.
Divide el mundo en dos, insiste y calla.
Cerrado, pero abierto al hermetismo
de la interrogación que no se extingue.
Y es excesivo para explicitarlo.
¿Conclusión? Irreal planteamiento.
El arco es como yo, que no concluyo.
Porque fui contra el cielo como el arco:
de vacío a vacío en la belleza,
de la nada a la nada entre la luz.
Arco Romano, de César Simón, Valencia (1932 – 1997)
Testimonio de un tiempo, ya es el tiempo.
Permanece, si llueve, solitario;
y solitario cuando quema el sol.
Divide el mundo en dos, insiste y calla.
Cerrado, pero abierto al hermetismo
de la interrogación que no se extingue.
Y es excesivo para explicitarlo.
¿Conclusión? Irreal planteamiento.
El arco es como yo, que no concluyo.
Porque fui contra el cielo como el arco:
de vacío a vacío en la belleza,
de la nada a la nada entre la luz.
Arco Romano, de César Simón, Valencia (1932 – 1997)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)