Felicidad lograda, caminamos
por ti sobre un filo de espada.
Para los ojos eres resplandor que vacila;
para el pie, tenso hierro que se raja;
que no te toque, pues, quien más te ama.
Si llegas a las almas invadidas
de tristeza, iluminándolas, tu mañana
es dulce y turbadora como nidos en las molduras.
Mas nada paga el llanto de ese niño
cuyo globo se escapa entre las casas.
Eugenio Montale
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Dándole a 'siguiente blog' a veces encuentro cosas que me gustan. La poesía y la música van de la mano y tú en tu última entrada lo has dejado claro. Preciosos versos...
En efecto es el borde de una espada...mientras, los pasos insisten en resbalarse como si, por ser ellos errandos estractaran la esencia de vivir...
Gracias a los dos. Me alegra que os haya gustado.
Efectivamente es eso que destacas del poema, Sofi: el filo de la espada.
Qué bueno...
Publicar un comentario